LA TRAMPA

Por Teodoro Rentería Arróyave
20 de marzo de 2008

Con motivo del LXX Aniversario de la Expropiación Petrolera, todos al unísono dijeron, “no a la privatización de PEMEX”.

Así lo afirmaron el presidente, Felipe Calderón Hinojosa en el Puerto de Dos Bocas de Paraíso, Tabasco; Andrés Manuel López Obrador en la concentración en el Zócalo Capitalino, y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en sendas ceremonias llevadas al cabo en Michoacán y en el Monumento a la Revolución, donde yacen los restos de su padre, el presidente expropiador, Lázaro Cárdenas del Río.

Felipe Calderón Hinojosa, inclusive, anunció la construcción de una nueva refinería que haga a México menos dependiente del extranjero; López Obrador amenazó con movilizaciones sociales para oponerse a tal desmesura, y Cárdenas Solórzano acusó al Gobierno de mantener una campaña mediática dolosa, vergonzante y ridícula.

En base a estas declaraciones públicas, es de resaltarse que todos, absolutamente todos, están de acuerdo en la no privatización de PEMEX, entonces la trampa ¿dónde podríamos encontrarla? No es necesario ser un Sherlock Holmes o un analista especializado en la materia, en las declaraciones de un cuarto actor está la respuesta.

No, de ninguna manera se trata de Juan Camilo Mouriño Terrazo, el todavía secretario de Gobernación. No, a Iván le cerraron la boca, a tal grado que de última hora y por decisión de Los Pinos, se le desinvitó a la ceremonia oficial llevada al cabo en ese Puerto de Dos Bocas, instalaciones majestuosas que hablan por si solas del talento, el ingenio y la sapiencia de nuestros ingenieros petroleros.

La respuesta, seguramente ya la habrá imaginado usted, respetado lector o radioescucha, está en la sustancia de la declaración del desnacionalizado –nada que ver con su padre el respetado mexicano por antonomasia, don Jesús Reyes Heroles-, nos referimos al director general de Petróleos Mexicanos, PEMEX, Jesús Reyes Heroles González Garza, quien sin pudor alguno, pidió al Gobierno Federal “modificar el actual marco jurídico de la paraestatal para resolver la creciente declinación de la producción de las reservas petroleras y abatir el déficit en refinación”.

Que razón tiene Andrés Manuel López Obrador, cuando da a conocer un plan de resistencia pacífica para evitar la aprobación de la Reforma Energética que busca impulsar el gobierno de Felipe Calderón. Afirmó que dicho plan, irá desde una huelga legislativa, hasta lo que llamó un Paro Nacional Patriótico, y advirtió que se implementarán cercos ciudadanos en aeropuertos, instalaciones de PEMEX y centros financieros de todo el país.

Si queremos ajustarnos a la declaración del presidente Calderón Hinojosa, de antemano está cancelado el plan del Frente Amplio Progresista, basta sólo recordarla: Petróleos Mexicanos no se privatizará, por el contrario el Ejecutivo Federal anunció la construcción de una nueva refinería -la última data de hace más de 30 años-, que haga a México menos dependiente del extranjero.

Sí preocupa la otra parte de la declaración de Cárdenas Solórzano, en el sentido de que el presidente Felipe Calderón debe negociar con Estados Unidos la explotación de pozos transfronterizos; urge que precise en qué condiciones.

No le busque más, la trampa está en la petición al Gobierno Federal “de modificar el actual marco jurídico de la paraestatal para resolver la creciente declinación de la producción de las reservas petroleras y abatir el déficit en refinación”, del desnacionalizado director general de PEMEX, Jesús Reyes Heroles González Garza.

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