NOS ENTERAMOS CON LA VISTA FIJA.

Por Teodoro Rentería Arróyave
6 de noviembre de 2009


Guillermo Rodríguez es un experimentado colega, su trayectoria se remonta a su paso por los diarios de la capital de la República y en su natal Durango, colaborador de la Revista Libertas es actualmente el secretario general del nuestro querido Club Primera Plana y esto es lo que escribió:

Amigo Teodoro: Permíteme encabezar esta colaboración, con un símil de aquella tu famosa frase que marcó una época en la radiodifusión; “Entérese, con la vista fija”, pero la tarde/noche de la presentación de tu libro “Mi vida son mis amigos” nos obligaste durante casi tres horas a enterarnos de muchas cosas, pero con la vista fija en ti, tu esposa, tus hijos cinco comentaristas, un legendario hombre de la radio, un político capaz de haber llegado a la silla y una velada inolvidable de sorpresa tras sorpresa.

Que envidiable capacidad de convocatoria de amigos y detractores: Que elocuencia y anécdotas conocidas y desconocidas para unos y otros. El amago de suspensión del acto por causa de una manifestación obrera, se disipó cuando en llegó la hora y el local ya congregaba docenas de personas. Que amargura para aquellos que se perdieron este compendio de chascarrillos, citas, fechas y veces en la vida que templaron tu carácter, tanto en el quehacer cotidiano del periodismo radiofónico, como en el servicio público con sus bemoles de muchas ingratitudes y ralas satisfacciones.

Durante 180 minutos, permanecimos con “los ojos abiertos” frente a un presídium y atentos a los comentarios. Lo mismo un Félix Fuentes, con nostalgia por las jornadas de reporteros en la fuente policiaca, como el jocoso desparpajo de Amalia Frías, quien traspapeló la ahora nostálgica “hoja cuatro” sin imaginar que horas más tarde perdería la vida. La enredada elocuencia de Eduardo Andrade; las vivencias de Mónica Ramírez, cuyas jocosas palabras refrescaron la velada; la seriedad, objetiva de Oscar Mario Beteta y Roberto Piñón, con una pincelada de historia para aglutinar y defender periodistas de la llamada provincia mexicana.

Pero más nos cautivó, tu esposa Silvia, coautora del libro, quien retomó la estafeta que dejó el finado Carlos Borbolla con la salvedad que con ella, no hubo “cantinazos”, sino sesiones hogareñas para no perder el hilo de la narrativa. Sus palabras improvisadas, fueron de una verdadera matrona, que no cejó en su empeño de que el libro concluyera. Con elegante sencillez nos mostró porque fue tu compañera de vida y sin perder aplomo nos contó “cosas alegres y tristes” de la familia, los sinsabores del fracaso y la dulzura del triunfo, Dama fina que aceptó ser la parte más importante en tu vida, pero sin apartarse de la majestad divina de Madre y Esposa.

Tus hijos, Gustavo y Teodoro fieles seguidores en tu profesión, demostraron tener capacidad para enarbolar el decoro y dignidad que han sido tus orgullos de hombres y gente de prensa.

Que velada inolvidable, puesto que conocer como las inquinas del poder, las traiciones de funcionarios hoy olvidados en el tiempo, enfrentar el otrora inconmensurable poder presidencial, lo mismo que arriesgar la vida en un incendio para salvar vidas humanas, me obligó y seguro que a otros también, a reflexionar si vale la pena los arrojos impensados en el quehacer de la comunicación. Los proyectos cumplidos y los frustrados. Los eternos viajes de todos los diaristas en cualquier terreno, las penurias económicas y las arrogancias de fatuos empresarios con el orgullo vivo de los reporteros quienes no dudan en cumplir el deber.

Tus palabras, Teodoro, las escuchamos con el suave y lento hilvanar de recuerdos, de acumular experiencias y de tener la felicidad para compartirlas con amigos y familiares. Sereno y seguro del auditorio, sabias no estar frente al micrófono, pero si al aire de la nostalgia y compartir las vivencias sin menor asomo de vanidad. Narración de una vida, vivida -diría Neruda-, pero la manecilla del tiempo marcó el ritmo para recopilar en un libro y volver a empezar al día siguiente la misma rutina.

Casualmente recibiste horas antes, el “Premio Antena” concedido por empresarios y agrupaciones radiofónicas que reconocieron por fin tu valía en los noticieros de radio, hoy tan comunes.

En fin, estimado Teodoro, que lección de dignidad y hombría ofreciste esa noche. Que vida tan entregada al diarismo de radio y con nuevos afanes, ahora buscas que los diaristas de cualquier parte, sean reconocidos en la trinchera y en el orgullo de serlo. Condenaste sin rubor alguno, la cada vez más creciente cifra de periodistas muertos y la pasmosa indolencia de autoridades y fiscalías que solo enredan y evitan esclarecer los hechos y frenar las agresiones. Tu dolor ante esta injusticia lo trasmitiste con esa magia que sueles imprimirle a tus narraciones cuando brotan del alma.

Gracias por haberme invitado a esta velada de amigos y familia y gracias a Doña Silvia por aceptar dedicarme el mencionado libro que será un compendio para mí, del verdadero valor de ejercer el periodismo con orgullo, alegría y valor. Enhorabuena para la familia Rentería -Villa.

Periodista y escritor. En teodoro@libertas.com.mx y felapvicemex@hotmail.com agradeceré sus comentarios y críticas. En vivo, de lunes a viernes a las 20:00 horas, tiempo del centro, en las frecuencias en toda la República de Grupo Radio Fórmula. En la ciudad de México, en el 14 70 de A. M. Le invitamos a visitar: www.felap.info, www.ciap-felap.org, www.fapermex.com, www.clubprimeraplana.com.mx