LA TRAMPA

Por Teodoro Rentería Arróyave
10 de abril de 2008.


No fueron una sino cinco las iniciativas de Reforma Energética que envío el presidente, Felipe Calderón Hinojosa al Senado de la República y con las cuales renovó la polémica sobre la privatización de la paraestatal Petróleos Mexicanos.

Ello, no obstante, que en su mensaje difundido en cadena nacional de radio y televisión, horas después, el Jefe del Ejecutivo, insistió en su discurso de que PEMEX no se privatiza y el hidrocarburo es y será de los mexicanos.

Es verdad que las iniciativas no proponen cambios a la Constitución; sin embargo el punto de controversia lo encontramos en las modificaciones a la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional, puesto que sólo cambia el término de los llamados Contratos de Riesgo por Contratos Ampliados.

Significa en consecuencia, que a través de esos Contratos Ampliados, si los aprueba el Legislativo, se permitirá abrir PEMEX al capital privado y a empresas extranjeras en tareas de exploración, explotación y refinación. Es decir, que aunque no participen de los porcentajes del hidrocarburo, si serán dueñas de refinarías y oleoductos.

Ahí precisamente está la trampa para privatizar PEMEX, y a mayor abundamiento, para la plena satisfacción de las empresas extranjeras que van a venir al país "a exponer su dinero", la iniciativa las protege absurdamente al máximo, ya que se indica que ante controversias legales, no sólo actuarán los tribunales nacionales sino que se abre a la jurisdicción de los internacionales.

La casona de Xicoténcatl, sede del Senado, fue escenario de una serie de improvisaciones, seguramente para darle la razón a Andrés López Obrador, quien adelantado a todos había denunciado que la iniciativa de Reforma Energética sería enviada por Los Pinos, precisamente este martes 8 de abril, exacto 70 años 21 días después de que el michoacano presidente, Lázaro Cárdenas Del Río, en una actitud totalmente equidistante a la del ahora su sucesor unidos sólo en el paisanaje, escribió esa página patriótica de nacionalizar la industria petrolera.

Enterado, se dice, el presidente de la Mesa Directiva del Senado y líder la bancada panista, el ínclito, Santiago Creel Miranda, que la Iniciativa Energética la entregarían dos subsecretarios de Gobernación -su titular, Juan Camilo Mouriño esta más que impedido para esos menesteres-, desapareció, cuando se quiso corregir el entuerto y se envió a la secretaria de Energía, Georgina Kessel; ya era tarde, nunca apareció el antiguo rival político del actual primer mandatario, por lo que el encargado de recibir la propuesta fue el secretario técnico de la Cámara alta, Víctor Ortuña.

Felipe Calderón Hinojosa, en una pésima transmisión de televisión, donde la imagen se movía inconsecuente y con lo cual se perdía el hilo conductor del discurso, habló de muchas cosas beneficiosas para la actual y futuras generaciones de mexicanos siempre y cuando le aprueben su iniciativa, y para darle más fuerza a su estimación de abundancia nacional, anunció la venta de bonos petroleros de a cien pesitos cada uno y según dijo sin posibilidad de acumulación, las espejitos de la conquista, recordó en su muy leída oreja de contraportada el diario La Jornada.

De que va haber jaleo, lo habrá. Desde luego se rumorea que todo está arreglado entre las bancadas de los Partido Acción Nacional y Revolucionario Institucional; y habló la esfinge, Francisco Labastida Ochoa: "cumplió la iniciativa con lo que demandaba el PRI", afirmó, sin parar en la trampa de la privatización.

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