SÍ, PERO NO A LA REFORMA

Por Teodoro Rentería Arróyave
27 de enero de 2010

Tras reconocer que existe una lejanía cada vez mayor entre la sociedad y los políticos, líderes partidistas y legisladores se comprometieron a sacar adelante la Reforma Política, pero no la que envío en un decálogo el Presidente Felipe Calderón Hinojosa, la cual fue descalificada por los partidos Revolucionario Institucional, PRI, y de la Revolución Democrática, PRD, y en la misma línea juristas y analistas distinguidos; sólo fue defendida por los panistas que participaron en la inauguración del Seminario de Análisis de la Reforma Política que organiza el Senado de la República.

Los argumentos en las descalificaciones fueron contundentes: la presidenta del PRI, Beatriz Paredes Rangel afirmó que el Decálogo de Calderón “tiene un tufo de autoritarismo”, porque copia el modelo presidencialista de principios del Siglo XX y se manifestó en contra de las candidaturas independientes ya que se les otorgaría a los poderes fácticos el acceso al poder.

También se expresó que la segunda vuelta electoral trasladaría tensiones a la calle y se apuntó que la misma iniciativa tiende a una concentración del poder en el Ejecutivo, según explicó el jurisperito, Diego Valadés.

Aunado a lo anterior se complican las alianzas electoreras entre la derecha y la izquierda formal del Partido de la Revolución Democrática, puesto que no obstante que se esperaba humo blanco en la sede nacional del Partido Acción Nacional en referencia a esas coaliciones, sólo lograron los dirigentes aprobar la del estado de Durango, pero sin señalar candidato, aunque tienen de reserva al priísta, José Rosas Aispuro, quien primero tendría que traicionar a su partido para luego aceptar la candidatura de la posible alianza PAN-PRD.

En ese sentido, continuaron confrontándose los dirigentes partidistas: el presidente panista César Nava advirtió que no impulsarán a ningún candidato que no reconozca la legitimidad del presidente Felipe Calderón Hinojosa y exprese su intención de colaborar con él; por su parte el presidente perredista Jesús Ortega advirtió que no aceptarán condicionamientos de ningún tipo, por tanto las coaliciones se quedaron en el limbo.

Quien de plano descubrió la verdadera intensión de las alianzas electoreras, fue el ex priísta, Manuel Camacho Solís, ahora coordinador del frente de las izquierdas, Diálogo para la Reconstrucción de México, DIA, que integran oficialmente el PRD, Convergencia y el Partido del Trabajo, pero que en la realidad este último se alió con el PRI en la candidatura común para la gubernatura de Zacatecas, al expresar sin tapujos que las alianzas que construyen con el PAN en algunos estados para este año, son para evitar que el PRI “tenga la mesa puesta” para el 2012.

Sin embargo, Andrés Manuel López Obrador quien ahora sólo cuenta con la lealtad total del PT, advirtió a la dirigencia del mismo que ante los procesos comiciales de 2010 su posición en indeclinable: no ir en alianzas ni con el PRI ni con el PAN y si con los tres partidos de izquierda: PRD, PT y Convergencia.

A pesar de la consigna lopezobradorista, sigue adelante otra absurda alianza para frenar a la actual gobernadora Amalia Garcia a quien acusan de imponer como candidato a su pupilo, el senador Antonio Mejía Haro, misma que ya va muy adelantada entre el PT y PRI y sólo falta definir al candidato entre Miguel Alonso o David Monreal Ávila, recuérdese que quienes impulsan la coalición son los hermanos Monreal, ex militantes priístas.

En un viaje relámpago a Puebla, antes de viajar a Davos, Suiza, el presidente Felipe Calderón Hinojosa, más que vehemente alterado, al inaugurar la reunión plenaria de la bancada del PAN en la Cámara de Diputados, después de acusar “a quienes se oponen a su reforma política de optar por un sistema político cerrado que privilegia las maquinarias partidistas bajo su control”, ordenó a los legisladores a tomar las calles, la internet y otros medios “para defender en público y en privado, y en todos los tonos” su propuesta.

Sí, pero no a la Reforma del Estado, porque así están las cosas de agrias en la política mexicana. Nadie acierta en los acuerdos. Todos en su estilo y en su coraje tratan de imponer sus criterios, “en todos los tonos”, mientras el país se debate en la pobreza, en el nulo crecimiento y en el nubarrón de las magras oportunidades.

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