ORTEGA, PRESIDENTE DEL PRD

Por Teodoro Rentería Arróyave
2 de diciembre de 2008

Con todas las perspectivas en contra y con una ala dura que sólo responde a un solo llamado, el de uno de los líderes morales del Partido de la Revolución Democrática: Andrés Manuel López Obrador, este domingo último del mes de noviembre protestó como nuevo presidente nacional de este instituto político, Jesús Ortega Martínez, quien se alzó con el triunfo en la tercera ocasión en que compitió en las elecciones internas, todas francamente conflictivas.

Efectivamente, como lo expresó, asumió el cargo en “una circunstancia especial, particularmente compleja y difícil para nuestro partido y, de la misma manera, para el país”, de que ofreciera impulsar una “izquierda moderna, democrática” a la que llamó la “quinta etapa” en la vida del partido, y a pesar de la crisis interna derivada de la elección de marzo pasado aseguró que en México en las tres décadas recientes “la izquierda, en lugar de división, ha caminado por el rumbo de la unidad y eso ha permitido que la convirtamos en una gran fuerza partidaria y en un factor, como en pocas ocasiones antes, de gran influencia en el acontecer nacional”.

No está equivocado Ortega, ya que si bien es cierto que renunciaron algunos personajes de esa izquierda intemperante, la verdad es que se mantienen dentro del partido, el mismo López Obrador, y el que fuera su contrincante en esas conflictivas elecciones, Alejandro Encinas Rodríguez, quien por cierto negoció que su compañera de fórmula, Hortensia Aragón asumiera la titularidad de la Secretaría General, que por estatuto le correspondía.

La ceremonia de cambio de estafeta, Guadalupe Acosta en ese instante terminaba su etapa, por cierto muy reconocida de presidente interino, se llevó al cabo al aire libre, nada de lugares cerrados, fue en la explanada de la delegación Venustiano Carranza ante 250 consejeros de su corriente, Nueva Izquierda, NI, de Alternativa Democrática Nacional, ADN, y demás tribus, como se les conoce, del PRD.

Muy significativo fue el llamado y el compromiso de Jesús Ortega Martínez por consolidar un gran frente político-electoral, en el cual “se unifique el mayor número posible de las izquierdas, de los movimientos sociales, de los sectores democráticos y progresistas, sin exclusiones, ni sectarismos”.

Con todo en contra, pero con la convicción de que se cumplía al fin con el respeto a la democracia que finalmente determinó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y que además avaló el otro fuerte líder moral del perredismo, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Jesús Ortega Martínez es ya el nuevo presidente nacional del Partido de la Revolución Democrática, lo que se espera sea el inició de la consolidación de un partido de izquierda fuerte y unido. México lo requiere y lo demanda.

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