TERCER DERROTA DE MC’CAIN

Por Teodoro Rentería Arróyave
20 de octubre de 2008

CUETZALÁN, PUEBLA. A unos cuantos días de que se llevara al cabo el tercero, último debate presidencial entre los candidatos del Partido Demócrata, Barack Obama y del Partido Republicano, John McCain; después de conocer de todas y cada una de las encuestas realizadas, pero sobre todo de lo observado, es de concluirse que ese mismo tercer encuentro significó la tercera derrota al hilo del senador por Arizona.

Los temas del mismo, para los observadores, eran favorables al demócrata: Crisis económica doméstica y autonomía petrolera. Asuntos en los que el republicano nada tuvo que decir, pues es un individuo que representa la continuidad de la falleciente administración, que según los expertos y la opinión generalizada, termina en un desastre de dimensiones sólo comparables con la depresión del 29, por lo que desde ahora se considera que su timonel, George W. Bush, pasará a la historia como el peor y más nefasto presidente de Estados Unidos.

John McCain recurrió infructuosamente a todos los recursos que le aconsejaron los estrategas de su campaña, como el intentar infructuosamente separarse de su promotor “number one”, el repudiado George W. Bush, y ante las críticas certeras en ese sentido de Barack Obama, de que en el republicano no existe otra opción porque representa más de lo mismo, espetó esa frase desafortunada, que quiso ser un dardo al senador por Georgia y le resultó adversa por negar orígenes y principios: "Senador Obama, yo no soy el presidente Bush. Y si usted quería enfrentarse al presidente Bush, debió haberse postulado hace cuatro años", obvio es decir que Barack está en disputa por la Casa Blanca, con un pésimo clon del actual ocupante de la Residencia de la Avenida Pensilvania.

En el ejercicio diario del oficio de conocer opiniones y comentarios sobre la crisis económica global exportada por Estados Unidos, hasta los más acérrimos defensores, pero sobre todo sus mismos prohijadores, consideran que el libre mercado, el mismo neoliberalismo, llegó a su fin y prueba de ello es que el mismo gobierno de Bush se vio en la necesidad, para contrarrestar en algo el desastre que provocó, de nacionalizar la banca, algo verdaderamente impensado, no hace meses sino hace unos cuantos días.

En esta caducidad del sistema del neoliberalismo a ultranza, está el meollo del posible triunfo de Barack Obama. El pueblo estadounidense no sólo está enfadado, está preocupado y hasta asustado de la herencia que le deja esta administración de ocho largos años del Bush II, cuyos puntos más oscuros son el desastre económico que pega en lo que más duele, en el bolsillo de los estadounidenses, las guerras intervencionistas prácticamente perdidas y los centenares de muertos que han enlutado a otras tantas familias, y todo basado en mentiras que han ido aflorando en cumplimiento del adagio: de que la verdad tarde que temprano se conoce.

Las encuestas de este debate llevado al cabo en la Universidad Hofstra de Nueva York, son más que elocuentes, todas dan a Obama el triunfo sobre McCain, con distancias enormes de dos dígitos. La cadena CNN, la más representativa, le dio al demócrata 58 por ciento contra 31, una diferencia de 27 por ciento. En lo que se refiere a la preferencia de mujeres, Obama obtuvo 62 por ciento contra 28, un contraste enorme de 14 por ciento y los hombres también le dan mayoría a Barack con 54 por ciento contra 35 de John, con una divergencia de 19. La CBS, es igual de ruda, le otorga al demócrata 53 por ciento comta apenas 22 del republicano, la diferencia es de 31.

Podría suponerse que todo está ganado, sin embargo en Estados Unidos no se pueden hacer augurios de esta naturaleza, recordemos que al propio George W. Bush se le considera un presidente ilegitimo porque fue producto de una elección amañada mediante un “laudo” de cinco “nobles” sobre la decisión de más de 250 millones de estadounidenses, por eso mismo insistimos, el propio Barack Obama, conocedor de estas trampas, les ha pedido a su seguidores y colaboradores de campaña no confiarse.

Por todo lo anterior, insistimos, ahora lo importante es que lo dejen llegar, que los halcones de siempre sean neutralizados; creemos que para bien del pueblo estadounidense y para una nueva etapa de la potencia en su relación con el mundo, Barack Obama es el indicado.

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