NIETO

Por Teodoro Rentería Arróyave
26 de noviembre de 2007


Escribo en la tranquilidad, serenidad y el sosiego de una bella tarde invernal de domingo en la oficina de casa de la terapeuta Silvia, sin dejar de recordar los reclamos por la invasión y los llamados a trabajar en mi oficina de un tercer nivel sobre las Lomas de Tarango, donde la naturaleza me regala una vista esplendida. Lo de siempre: la angustia de decidir el tema del artículo diario, ya está, pienso en lo dicho por Gustavo: sobrevivimos la primera noche con el hijo en casa después de un viaje de trabajo de ida y vuelta que me devolvió al hogar a la 1:30 de la madrugada.

Pienso en Gus, el nuevo hermoso y querido miembro de la familia; en los orgullosos, felices, primigenios padres, Gustavo y Meritxell Rentería Vila; en las dichosas abuelas Silvia y Paquita; en el abuelo también primerizo, Joan con el que acabo de conversar con motivo de su cumpleaños y que arde en deseos de emprender el viaje de Sant Feliu de Codines, Barcelona a México para conocer el crío; pienso en los otros hijos, Teodoro e Isabel; en las igual de queridas nietas, María José, María Fernanda e Irlanda; en los jóvenes tíos catalanes, Pep y Gloria, y en el ahora bisabuelo José, en toda la familia, en todos los amigos, en todos los radioescuchas y en todos los lectores… Y decido:

En otras ocasiones esta columna ha cedido el espacio a colegas distinguidos en temas torales; el familiar y la maravilla del nacimiento desde luego que también lo son. He recibido decenas de felicitaciones por el artículo que escribió mi colega Gustavo Rentería Villa, sobre ese momento y el significado de la natividad. Felicidad familiar aparte, es de reproducirse el mensaje:

“CON VALOR Y CON VERDAD. Por Gustavo Rentería ¡Bienvenido! Para ti. Te amo.

Me había perdido la emoción de ser padre. Pero por fin llegó, y muy sano; es nuestro primero hijo.

El embarazo, que llegó a término, fue fabuloso. Se perfectamente que mi compañera es fuerte, guerrera y valiente, pero además muy alivianada. Solo sufrió de algunos problemas estomacales. Nada de mareos ni nauseas, que nos habían contado.

El lunes a las 4 de la mañana, hora que dejo la cama para ir a trabajar, empezaron las contracciones. Como habíamos ido al curso, sabía perfectamente que era un primer aviso de que ahí venía el bebé. Empecé a llevar un registro, que concluyó a las 16 horas. Por cierto, no sirvió de nada. Nuestro querido médico ni vio mi obra maestra y mi única participación en el maravilloso trayecto de los nueve meses.

Obviamente entré al quirófano. No estuve nervioso, al contrario, me salió lo macho. Mejor dicho, el sentido paternal que nunca había experimentado. Ver salir de su madre a mi retoño nunca lo voy a olvidar. Esa escena quedará grabada en mi memoria toda la vida. Ojalá que libre al estúpido alemán que te hace “reset” en la cabeza y que anda muy de moda, para recordar este momento hasta mi último día.

Eugenio y Luis le dieron al mexicano-catalán a la neonatóloga y ella rápidamente lo limpió, y me dijo la frase más importante que he escuchado en la vida: “está sano, felicidades.”

Lo envolvió y me lo dio. Me dijo sígueme al cunero y caminé como actor de cine sobre alfombra roja, con la duda de si cabría por esas pequeñas puertas. Antes de salir de aquel cuarto hospitalario, lleno de máquinas, les dije a todos: muchas gracias, los quiero mucho. A mi vieja le lancé un TE AMO. Ya no lloraba la criatura; no creía en aquello del apego.

Lo pesaron, lo midieron y me lo calificaron con un número que nunca obtuve en toda mi carrera escolar. Si me sentía pavo, en ese momento me transformé en avestruz. ¿Avestruz? en Jumbo Jet.

Claro que lo veo hermoso. Cuando los ponen en el aparador del segundo piso lo comparo con los otros nenes y me queda claro que es el más lindo, sonriente y rosita. ¿Sus ojos? Los más pizpiretos.

En el cuarto, con mi mujer, los abrazo, lo beso y le digo mil y un veces que lo quiero. Casi 18 años de periodista y solo puedo escribir esto. A usted, lector de Publimetro, le ofrezco una disculpa por hacerle leer esta cursilería, pero soy un novato padre orgulloso. A todos los que me llamaron, enviaron flores, regalos y cartas, muchas gracias. A los que vinieron y nos abrazaron, que Dios los bendiga. Bienvenido Gus. gustavo@libertas.com.mx

Periodista y escritor. En
teodoro@libertas.com.mx y felapvicemex@hotmail.com agradeceré sus comentarios y críticas. En vivo, de lunes a viernes a las 19:00 horas, tiempo del centro, en las frecuencias en toda la República de Grupo Radio Fórmula. En la ciudad de México, en el 14 70 de A. M. Le invitamos a visitar: www.felap.info, www.ciap-felap.org, www.fapermex.com y www.clubprimeraplana.com.mx