¿DONDE ESTÁ EL ESTADO?

Por Teodoro Rentería Arróyave
20 de septiembre de 2007

La crítica del rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, doctor Juan Ramón de la Fuente al gobierno de la República, cuando se pregunta: ¿Dónde está el Estado?, en relación exacta y puntual con el abandono y con la desidia del mismo en el cumplimiento de sus compromisos sociales y dentro de los mismos la necesaria renovación de la educación pública nacional, vuelven a tomar vigencia ante la nueva embestida privatizadora de la Organización para la Cooperación y el desarrollo Económico, OCDE, que encabeza el desnacionalizado, José Ángel Gurría, más conocido como el “ángel de la dependencia”.



"Me pregunto una y otra vez: ¿dónde está el Estado mexicano, dónde ha estado?, sí éste no va a asumir sus responsabilidades en educación, salud y seguridad, ¿para qué queremos un Estado?"



Así de fuerte y valiente, es la crítica del doctor Juan Ramón de la Fuente, quien refutó, además, los argumentos oficiales de que la economía mexicana avanza; es de lógica pensar que si la economía crece, crece la educación y si a la educación se le da la prioridad que le asiste, la economía se desarrolla.



La embestida de la OCDE, de acuerdo a su costumbre, es maniquea y por tanto interesada. Con el argumento de que el 84.4 por ciento del presupuesto del renglón se canaliza al pago de los maestros, recomienda al gobierno mexicano no destinar más recursos a la educación hasta en tanto no eleve su eficiencia para luego enseñar el cobre, su verdadera intención: recomienda privatizar la educación media y superior, según su argumento, para colocarla en planos superiores.



Por su parte el doctor de la Fuente explicó, antes de la crítica perversa del organismo mundial que inclusive asegura que un aumento en el presupuesto educativo en el país “corre el riesgo de que esa inversión sea un puro y simple desperdicio”, lo que es una verdad irrefutable: la educación forja el desarrollo de las naciones.



Sobre esa materia del crecimiento económico y en consonancia con el educativo, el rector de la máxima casa de estudios denunció que “durante los últimos años escuchamos una y otra vez que la economía mexicana venía creciendo al tres por ciento, o al tres punto dos, que ahí veníamos, pues sí, nada más que en el año dos mil, aclaró, éramos la novena economía mundial y ahora somos la decimoquinta". Más claro ni el agua, y agregaríamos, y más semejante a las aguas turbias del desastre nacional.



El Rector de la Fuente no tuvo desperdicio en su crítica, al exponer que la pobreza y la desigualdad son signos ominosos para México, “pareciera que el país quiere continuar al margen de la sociedad y la economía del conocimiento’’



En efecto, si el Estado mexicano, particularmente el Poder Ejecutivo, no asume su responsabilidad, será imposible pensar que en los próximos años se pueda tener un desarrollo menos desigual, más equitativo, tranquilo, seguro y que ofrezca mejores perspectivas. ¡Cuidado! en esas condiciones crece el peligro y las amenazas privatizadoras de los organismos mundiales económicos pudieran hacerse realidad en el renglón más sensible de la nación: la educación, en otras palabras: el control del país al través de la educación. ¿Dónde está el Estado?



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