SISTEMA SUI GÉNERIS

Por Teodoro Rentería Arróyave
27 de abril de 2009

Recién desempacados de nuestro largo viaje de China y Japón, Roberto Piñón Olivas, presidente de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX y el autor; a la primera enorme nación con motivo del inicio del intercambio profesional entre nuestra anfitriona la Asociación Nacional de Periodistas de la República Popular de China y nuestra Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP, que protocolizaron sus respectivos dirigentes Tiang Congming y Juan Carlos Camaño, caemos en la necesidad de analizar o comprender su actual sistema social-político-económico tan sui géneris, a lo singular le ponemos grado con el propósito de la descripción que intentamos.

Desde siempre se le ha descrito al pueblo chino, de acuerdo a la interesada propaganda occidental, como tonto y misterioso, nada más apartado de su historia y máxime de su actual realidad. Desde luego era un pueblo cerrado pero eso no quita que le haya dado al mundo sus inventos, como son entre otros: la brújula, la pólvora, el ábaco, los anteojos, el reloj, y más mundanos: la pasta y el helado.

La incomprensión de esta cultura milenaria, que entre otras aportaciones a la humanidad está su medicina tradicional y su acupuntura, nos hace verla lejana y misteriosa; la política de Reforma Económica y de Apertura al Exterior adoptada en 1979, acabó con tal señalamiento, y abierta China al mundo, deslumbra con su capacidad de adaptación, de desarrollo y de organización.

De acuerdo al pensamiento maoísta, esta República se empeña en el camino de la construcción de un socialismo dotado de peculiaridades chinas y ahora concentra las energías en la modernización, repetimos, socialista del país

Bajo estas peculiaridades, el Partido Comunista Chino es el verdadero dirigente del pueblo y de las diversas etnias bajo la guía del marxismo-leninismo, el pensamiento de Mao Zedong y la teoría de Deng Xiaoping.

Persiste, dicen algunos, en la dictadura democrática popular, sin embargo asume su compromiso pleno en la reforma y la apertura; mejora constantemente las experiencias de los regímenes socialistas; desarrolla la economía de mercado, al que considera sólo como un medio; impulsa la democracia y perfecciona la legalidad dentro de esa línea; mediante los propios esfuerzos y la lucha ardua realiza gradualmente la modernización de la industria, la agricultura, la defensa nacional y la ciencia y tecnología, a fin de convertir a China en un país socialista próspero, democrático y civilizado.

Para Yang Fengchun, profesor adjunto de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Gubernamental de la Universidad de Beijing, el sistema político de China se refiere a una serie de leyes, regímenes, reglas y prácticas consuetudinarias aplicados en la parte continental del país desde la fundación de la República Popular China en octubre de 1949, con el fin de reglamentar el Poder político del Estado, el sistema de gobierno, las relaciones entre el Estado y la sociedad y otros asuntos fundamentales.

Desde luego que falta mucho por hacer, ellos mismos admiten que en una nación de más de mil 300 millones de habitantes cuando menos la mitad no accede todavía a las mejoras del progreso; ante ello es de suponerse que si en 30 años de Apertura y Reforma han logrado ese desarrollo, jamás alcanzado por pueblo alguno en la historia de la humanidad, es de suponerse que en menos de ese tiempo lo lograrán a plenitud.

Las críticas a veces son demasiadas severas, cuando todavía en edificios modernos se ven los tenderos de ropa en los balcones de las viviendas sin tomar en cuenta que esto es más notorio en Japón, la segunda potencia del mundo, seguramente por su hacinamiento.

Concluyamos: el sistema Chino ¿es comunista, socialista o capitalista? Nada de eso en forma ortodoxa; ¿una mezcolanza de los tres? Tampoco es la respuesta, ya que es una nación que jamás ha agredido o invadido a otra. Para nosotros es un sistema socialista con características chinas que aprovecha las ventajas del capitalismo como el mercado, la banca, las bolsas de valores, etcétera, sólo como medios en la obtención de sus objetivos: el desarrollo y bienestar del pueblo. Es un sistema sui géneris, sin duda alguna.

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