LA IZQUIERDA A LA DERIVA

Por Teodoro Rentaría Arróyale
5 de julio de 2007




Los resultados de las últimas elecciones que se llevaron al cabo en Yucatán, Chihuahua, Durango y Zacatecas nos hacen saber con la toda la cruda verdad que la izquierda mexicana va a la deriva, no obstante el discurso en contrario de sus integrantes pregona lo contrario.

Siempre hemos sostenido que México merece para fortalecer su democracia con un partido de izquierda fuerte y competitivo en el espectro político. Es de recordarse que desde los tiempos del Partido Comunista, siempre, continuamente, persistentemente se dio lo que históricamente se conoce como las escisiones del propio movimiento.

Fue efectivamente un rompimiento en el Partido Revolucionario Institucional lo que creo primero un Frente Amplio y luego el nacimiento del Partido de la Revolución Democrática, en el cual muchos creyeron y muchos le dimos la bienvenida, por que considerábamos que su contribución era fundamental al desarrollo del país.

Sin embargo, apenas llegados al poder los de izquierda, empezamos a constatar, como ha sucedido en todos los demás partidos y no excluimos a los de derecha y a ser testigos del pleito a rajatabla por el propio poder y todo se distorsiona.

Los resultados de las últimas elecciones nos dan la razón. El pleito de las tribus del Partido de la Revolución Democrática, y nadie lo puede negar, están acabando con su instituto político.

No es entendible que su líder nacional, Andrés Manuel López Obrador, luche por una posición contraria al gobierno del presidente, Felipe Calderón Hinojosa y todos los gobernadores perredistas asistan a una reunión a la residencia presidencial de Los Pinos, para ponerse de acuerdo con las llamadas reformas estructurales de Estado, principalmente la fiscal, a la que también se han sumado no pocos legisladores del mismo PRD.

Es de reconocerse que sólo uno de los gobernantes de las 32 entidades ha sido congruente con la lucha decidida del PRD, de no reconocer y como dice de no tomarse la foto con el huésped de Los Pinos: nos referimos como lo habrán advertido al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubón.

En Yucatán la izquierda lo perdió todo; para la gubernatura de la entidad ni siquiera es posible contabilizar por lo pobre los votos conseguidos, el resultado de hecatombe es de vergüenza.

Lo mismo ocurrió en el pasado domingo en Chihuahua, en Durango y en Zacatecas, este último habla por si solo de lo que significa la división interna de una partido o de cualquier organización, tenía la mayoría y sucumbió hasta el zotano.

Nos mantenemos en lo dicho: México merece un partido de izquierda fuerte y vigorizo, pero mientras los de ese movimiento no asimilen las dolorosas lecciones recibidas, la izquierda estará a la deriva.

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