NO MÁS “PRESIDENTE LEGÍTIMO”

Por Teodoro Rentería Arróyave
20 de junio de 2008


CUERNAVACA, MORELOS. Tenía que darse la decisión arbitral: no más “presidente legítimo”.

Lo dijimos en su momento, Andrés Manuel López Obrador perdió la oportunidad en aquella colosal Convención del Frente Amplio Progresista que se llevó al cabo el sábado 16 de septiembre de 2006 en el Zócalo capitalino, de haber escogido entre ser líder defensor de la democracia en México, como se apuntó en la misma: “Coordinador Nacional de la Resistencia Civil Pacífica” o la entelequia de “Presidente Legítimo”. Le ganó la vacua vanidad.

La realidad es la realidad, ya no podrán usar el término de “presidente legítimo” para referirse a Andrés Manuel López Obrador, porque así lo aprobó el Consejo General del Instituto Federal Electoral, de acuerdo al procedimiento sancionador, proveniente de la denuncia del Partido Acción Nacional contra los partidos de la Revolución Democrática y del Trabajo, por haber utilizado dicho vocablo, por tanto les queda estrictamente prohibido seguir en el uso de esa denominación.

“Memorial Virtual”, revista mensual de política y cultura, escribió en aquel entonces: Andrés Manuel López Obrador ha reflejado la diferenciación interna al recurrir a las masas y plantear que la Convención Nacional Democrática debe resolver si constituye un "gobierno de la República o una coordinación de la resistencia civil pacífica".

“Todo ello en tanto dure la usurpación", continúa, porque obviamente se puede reconocer de inmediato la vena caudillista y unipersonal en la disyuntiva, pero en realidad lo que está planteándose de fondo son dos perspectivas políticas distintas:

Declarar a AMLO como presidente de la CND va en la lógica del doble poder y la lucha por derribar al usurpador. Nombrarlo como jefe de la resistencia es convertir a la CND en una fuerza política de oposición, aceptando "bajo protesta" al usurpador, por lo que el PRD y la Coalición pueden volver al camino de la institucionalidad que hoy está cuestionando AMLO.

La vida vuelve a la normalidad y se impone la lógica, "hay que prepararse para dentro de 3 o 6 años", es decir, a las siguientes elecciones.

En esa misma perspectiva, comentamos también en su tiempo, los errores notorios de la izquierda partidista, para mencionar uno sólo, baste recordar que no pudieron tener representación en el cien por ciento de las casillas, entonces ¿cómo se puede defender el voto por voto, sino no se cuentan con la documentación de primera mano del supuesto fraude?

La visión a futuro era lo que se imponía, si López Obrador, hubiera aceptado el camino de coordinador de los esfuerzos nacionales para la democracia, estaría en estos momentos en la cúspide de una lucha digna y eficaz para los comicios del 2009 y del 2012, seguramente no se hubiera fracturado el Partido de la Revolución Democrática, que es la fractura, quiérase o no de la izquierda mexicana.

Hoy ya ni siquiera se le puede llamar “presidente legítimo”, es el tiempo perdido. Una verdadera lástima en las luchas sociales del pueblo mexicano.

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