NADA DEL DÍA DEL PRESIDENTE

Por Teodoro Rentería Arróyave
2 de septiembre de 200.

Dicen que existen nostalgias sin antes haber vivido los protagonistas las experiencias que provocan tal sentimiento; ese es el caso sino del presidente, Felipe Calderón Hinojosa, si de sus allegados, subalternos y demás lambiscones, los cuales ahora añoran el “Día del Presidente”, que como dijimos hace mucho tiempo se acabó en nuestro país y para siempre.

En la víspera de la apertura del periodo ordinario de sesiones que en esta ocasión coincide con el estreno de la LXI Legislatura del Congreso de la Unión, se tuvieron que conformar los de Los Pinos, en que el encargado del despacho de Gobernación, Fernando Gómez Mont, entregara como lo ordena la Constitución el III Informe de Gobierno de su jefe Calderón Hinojosa.

Añoran, es obvio, aquel espectáculo de opereta y faraónico que llevaba entre vítores de acarreados y envuelto en papelitos de colores que caían verdaderamente del cielo, al Jefe de las Instituciones de la residencia oficial de Los Pinos, al Monumento a la Independencia, luego en convoy militar a Palacio Nacional, donde se colocaba la Banda Tricolor Presidencial para después entre honores militares, himno nacional y saludo de la Bandera, se le reverenciaba al poder, no el primer mandatario rendía honores al lábaro patrio para ingresar ente aplausos al salón de sesiones del Palacio Legislativo.

Con la frase consabida de: “Honorable Congreso de la Unión…” se iniciaba el rito cívico, para dar paso al rosario de números y cuentas interminables que aburrían al respetable, pero que se cuidaban de las lentes inoportunas de caer en el sueño provocado por la voz monocorde del que pontificaba en la “Tribuna más Alta de la Patria.

Entre otros grupos parlamentarios el del Partido Acción Nacional, en primer término, está pagando sus propios pecadillos puesto que fue de los primeros en lanzarse a la yugular para acabar con dicha práctica parlamentaria y como se le decía: republicana.

En el primer año de su Gobierno la añoranza esa los venció e hicieron un sainete en Palacio Nacional para que Felipe Calderón Hinojosa leyera ante incondicionales un remedo de Informe Presidencial. La triste experiencia los obligó en el segundo año a sólo bombardearnos con spots de radio y televisión y con la propia voz del presidente a reseñarnos los “logros”.

Ahora a la torera, es decir saltándose las trancas del Congreso, invitaron a un nuevo performance en el patio de honor de Palacio Nacional a las 9:00 horas, ocho horas antes de la apertura del Congreso de la Unión. Los hábiles priístas los pillaron en la violación constitucional y en la falta de respeto al Poder Legislativo. Simplemente los azules tuvieron que recular.

Sin embargo no conformes con el ridículo, el espectáculo lo pasaron para el miércoles 2, un día después de que el encargado del despacho de la política interior entregar el informe escrito.

Su fiestecita particular, podría decir que con su PAN se la coman, pero resulta que le cuesta al pueblo, pues se costea con los dineros del erario y en tiempos de escasez presupuestal, y por culpa de los criticones además nos multiplicaron los spots del locutor Calderón. ¡Que tormento! Pero nada del día del presidente.

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