“CORDERO DE DIOS”

Por Teodoro Rentería Arróyave
Lunes 18 de abril de 2011

Seguramente porque ya estamos en los días santos, el señor Ernesto Cordero Arroyo, al ser cuestionado en Washington sobre la afectación que ha provocado la violencia al desarrollo de la economía, cayó en un serie de contradicciones que por momentos  y por servir a su jefe el presidente, Felipe Calderón Hinojosa defendía su estrategia de guerra contra el crimen organizado y criticaba a los gobernadores de las entidades federativas por no gastar más en seguridad y en otros, “cordero de Dios”, defendía el renglón preventivo en base a elevar los índices de la educación.

La historia se inicia cuando el diario El Universal publicó un informe de la Secretaría de Seguridad Pública federal que hace saber que Chihuahua, Tamaulipas y Guerrero, “las entidades más impactadas por la violencia del crimen organizado y que comparten un incremento sostenido en los delitos del fuero común, como el homicidio, apenas si gastan un peso al día en seguridad por cada ciudadano”.

Cordero Arroyo, en su calidad de secretario de Hacienda y Crédito Público asistió a la capital estadounidense a la reunión de primavera del Fondo Monetario Internacional, FMI, y el Banco Mundial, BM, en cuyo marco, en conferencia de prensa también tropezó con otra grave contradicción, primero aseguró que a pesar del impacto de la violencia en ciertas regiones del país, los indicadores a nivel nacional demuestran que ni la inversión extranjera ni el crecimiento se han frenado.

Luego, no tuvo más remedió que reconocer que el impacto de la violencia “en algunas regiones del país” ha generado “obstáculos a la inversión, al intercambio comercial y al establecimiento de negocios”, pero siempre institucional, para evitar otro calificativo, se hizo eco de la cantaleta presidencial al urgir a los municipios y a los gobiernos de los estados afectados a invertir más en seguridad.

Exacto, en ese instante de la entrevista fue donde resbaló, al tratar infructuosamente de componer el discurso, que ya se estaba enviando a todas partes por los reporteros que cubrían la reunión cimera de los dineros,

De ahí, aseguró “la importancia de invertir en programas educativos, porque  la inversión educativa es un componente clave en la estrategia contra la violencia, que pasa por la lucha contra la adicción, la profesionalización de los cuerpos policiacos y una mayor cooperación internacional, entre otros elementos”.

Sin embargo volvió a la carga lisonjera, al asegurar que la administración del presidente Felipe Calderón aumentó en 20 por ciento la inversión en educación media superior, y dio el ejemplo de que “al inicio de la administración, 44 por ciento de jóvenes asistían a una preparatoria y ahora acude el 66. Seguramente para evitar nuevos aumentos a la educación como lo han requerido rectores, maestros, estudiantes y padres de familia. Desde luego que de nada de esto hizo compromiso, no vaya a ser que favorezca a su contrincante por la candidatura presidencial panista, el secretario del ramo, Alfonso Lujambio Irazábal.

En conclusión, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Ernesto Cordero Arroyo en Washington, por momentos era el mismito “cordero de Dios” en la defensa de la educación como vía efectiva para frenar al crimen organizado y por consecuencia la brutal violencia que nos agobia, y en otras, como lisonjero de la fallida estrategia presidencial con el añadido de repartir culpas a los munícipes y gobernadores estatales.

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